Porque ya llego el fresquito, y duermo con calcetines.
Y comienza la aventura de cada invierno (puede que la más interesante)
Todos los días pierdo en mi cama, al menos, un calcetín... todos los días se me resfría, al menos, un pie.
Y ahí estoy yo, en mi cama, con los ojitos llenos de lagañas, buscando al final de ella, los calcetines perdidos por la noche... y a veces, os puedo asegurar, que es una odisea.
Lo que más me gusta es el día en el que me pongo a buscar... y encuentro ¡más de uno! y ¡¡todos son distintos!! (se me olvidó buscarlo los días anteriores).
...mis calcetines.
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