Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.
Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo esta claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.
La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instantante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, también a mi se me escapa el tiempo de los demás.
Dejame que te cuente
Jorge Bucay
Dejame que te cuente
Jorge Bucay
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